El nacimiento del pádel en Acapulco: El ingenio de Enrique Corcuera

El ingenio mexicano no conoce límites, y uno de los mejores ejemplos de ello es el nacimiento de un deporte que ha conquistado al mundo: el pádel. Este peculiar deporte tiene un origen inconfundible, nacido en el espectacular puerto de Acapulco, Guerrero, a finales de la década de los años 60. Su creador, Enrique Corcuera (q.e.p.d.), un apasionado del frontón, se convirtió sin saberlo en una figura histórica al crear un deporte que hoy cuenta con millones de aficionados a nivel mundial.

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Corría el año 1969 cuando Enrique Corcuera, en su casa de Las Brisas, Acapulco, se enfrentó a un problema práctico: disfrutaba jugando al frontón, pero las características de su propiedad no eran las ideales para este deporte. La vegetación circundante interfería constantemente en el juego, y la pelota solía ir a dar a la casa del vecino. Para resolverlo, Corcuera comenzó a hacer ajustes en su cancha. Su primer paso fue construir una cancha de 20x10 metros, tal como las que se usan en el tenis.

Pronto, Corcuera añadió algo revolucionario: muros en los laterales y en los fondos de la cancha para evitar que la pelota se fuera del campo. Esta innovadora idea no solo ayudaba a contener la pelota, sino que también permitía que el juego se hiciera más dinámico y entretenido. Con el tiempo, Enrique decidió colocar una red en el centro, lo que transformó aún más la dinámica del juego. El resultado fue un deporte completamente nuevo, un híbrido entre el frontón y el tenis, pero con una esencia propia.

Enrique Corcuera tenía una gran amistad con Alfonso Hohenloe, un noble español que solía visitar Acapulco para pasar unos días en la casa de su amigo. Fue durante una de estas visitas cuando Hohenloe probó el deporte que Corcuera había creado. Fascinado por la idea, regresó a España y construyó un par de pistas de pádel en su Marbella Club, en la Costa del Sol, en 1974.

Con el tiempo, el pádel comenzó a popularizarse rápidamente en toda Europa, especialmente en España. En la década de los 80, los torneos comenzaron a ser cada vez más frecuentes, con premios económicos y la profesionalización del deporte.

A partir de ahí, el pádel dio el salto internacional, extendiéndose por todo el continente y llegando incluso a América Latina, especialmente a Argentina, donde encontró un terreno fértil para crecer y convertirse en uno de los deportes más practicados.

Hoy, el pádel es un fenómeno global, con competencias internacionales de gran prestigio, como el Premier Pádel Major en Italia, que reúne a los mejores jugadores del mundo. Los torneos y la popularidad del deporte continúan creciendo, con millones de jugadores en todo el mundo y más de 10,000 pistas de pádel repartidas por varios países.

Sin embargo, todo comenzó en una pequeña cancha en Acapulco, en la casa de Enrique Corcuera, donde un problema práctico se transformó en un deporte que hoy es una realidad mundial. Es impresionante pensar que lo que empezó como un juego improvisado con amigos y familiares en las soleadas tardes de Acapulco ha llegado a ser un fenómeno global.

Fue un empresario mexicano; Enrique Corcuera es reconocido como el creador del pádel en 1969. Inspirado en el “paddle-tennis”, Corcuera adaptó una pista en su propiedad, incluyendo paredes para evitar que la vegetación y las pelotas interfirieran en el juego.

El legado de Enrique Corcuera sigue vivo, no solo en México, sino en cada rincón del mundo donde se juega al pádel. Su invención ha trascendido fronteras y ha dejado una huella imborrable en la historia del deporte. Corcuera, quien fue visionario en su tiempo, no solo creó un deporte, sino una comunidad global de jugadores que celebran su ingenio.

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