En las costas de Guerrero, un fenómeno sísmico hasta hace poco desconocido está despertando la atención de científicos: los llamados sismos lentos. Estos movimientos imperceptibles para el ojo humano no generan las ondas sísmicas tradicionales que sentimos en los sismos comunes, pero son capaces de acumular grandes cantidades de energía.
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Brecha de Guerrero: ¿Qué es, dónde está y qué podría acontecer de ella?
La “brecha de Guerrero”, una zona de aproximadamente 150 kilómetros que va de Acapulco a Papanoa, se ha mantenido en silencio sísmico desde 1911, sin registrar temblores de magnitud mayor a 7.
Sin embargo, estudios recientes han revelado que en esta área se producen sismos lentos, movimientos de gran escala que pueden durar semanas o incluso meses, sin dejar rastro en los sismógrafos convencionales.
De acuerdo con Arturo Iglesias Mendoza, titular del Servicio Sismológico Nacional (SSN), la brecha de Guerrero es una región clave para entender cómo se comportan las placas tectónicas de Cocos y América del Norte.
La placa de Cocos se desliza lentamente debajo de la placa continental, un proceso que en algunos casos genera estos sismos lentos, pero que no produce el daño inmediato de los terremotos tradicionales.
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¿Qué son los sismos silenciosos o lentos?
Aunque estos “sismos lentos” no representan un peligro directo para la población debido a su naturaleza imperceptible y a la falta de ondas sísmicas, los expertos sugieren que podrían ser presagio de un sismo mayor.
Estos movimientos generan un proceso de acumulación de energía que, en algún momento, podría liberarse de forma más intensa.
La investigación sobre este fenómeno se ha intensificado con el uso de tecnologías más avanzadas, como dispositivos GPS que permiten medir pequeñas deformaciones en la superficie terrestre, revelando la existencia de estos sismos lentos desde principios del siglo XXI.
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¿Por qué no se han producido terremotos regulares en la brecha de Guerrero desde 1911?
La comunidad científica sigue explorando este enigma. Se cree que la acumulación de energía entre las placas tectónicas es menor en esta área, lo que puede haber retrasado un sismo mayor.
Sin embargo, el hecho de que se sigan produciendo movimientos lentos en la zona plantea una interrogante sobre el futuro sísmico de Guerrero y las posibles implicaciones para las regiones cercanas, incluyendo la Ciudad de México.
Con el monitoreo constante de la brecha de Guerrero, a través de instrumentos sísmicos y estudios especializados, los científicos esperan comprender mejor el comportamiento de los sismos lentos y, eventualmente, prever si se desencadenarán eventos sísmicos de mayor magnitud.
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