Un equipo internacional de investigadores ha hecho un descubrimiento que está revolucionando nuestra comprensión de la historia de la medicina. En la cueva de las Palomas, ubicada en la zona de Tafugalt, en el este de Marruecos, se han encontrado pruebas de que hace 15.000 años, los seres humanos ya utilizaban plantas con fines medicinales.
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Este hallazgo, marca un hito en el estudio de las prácticas de salud de las sociedades prehistóricas, y coloca a la planta Ephedra, conocida por sus propiedades curativas, como la primera planta medicinal documentada en la historia.
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¿Cuál fue la primera planta medicinal y dónde se descubrió su uso?
La planta Ephedra, cuyas semillas fueron encontradas en una zona de la cueva destinada a inhumaciones, parece haber sido utilizada para tratar diversos males, como hemorragias y dolores. Su eficacia, documentada en numerosas culturas actuales, podría haber sido la razón de su uso en tiempos tan remotos.
Este hallazgo no solo ofrece una ventana a los tratamientos de salud de los primeros humanos, sino que también demuestra un conocimiento avanzado de la botánica por parte de los grupos humanos de Tafugalt, mucho antes de la aparición de la agricultura y el Neolítico.
El descubrimiento de las semillas de Ephedra no es el único hallazgo sorprendente de la cueva de las Palomas. Investigaciones previas en el mismo sitio revelaron el cráneo de un individuo con signos claros de una trepanación, una práctica quirúrgica que consiste en perforar el cráneo.
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El origen de la primera planta medicinal del mundo
Lo impactante es que este cráneo, fechado también en 15.000 años, muestra evidencias de cicatrización, lo que indica que la persona sobrevivió a la operación. Esto sugiere que los humanos de esa época no solo usaban plantas medicinales, sino que también contaban con habilidades avanzadas de cirugía.
El hallazgo abre nuevas puertas al estudio de la medicina prehistórica. Este descubrimiento pone en evidencia la sofisticación del conocimiento de los primeros grupos humanos sobre el uso de las plantas en su entorno y su capacidad para desarrollar prácticas que hoy consideraríamos médicas.
Así, el sitio arqueológico de la cueva de las Palomas se establece como un punto clave no solo para entender la vida cotidiana de nuestros ancestros, sino también para explorar los orígenes de la medicina, una disciplina que, en muchos sentidos, tiene raíces tan profundas como la humanidad misma.
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