Las relaciones humanas son complejas. A veces, sin querer, herimos a quienes más queremos. Nos enfocamos tanto en lo que otros hacen mal que olvidamos revisar nuestra propia conducta. Sin saberlo, nuestras acciones pueden afectar a las personas cercanas, especialmente en la amistad, donde se supone que estamos para apoyarnos mutuamente.
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Es fácil caer en lo que David Robson, autor de The Laws of Connection, llama las “relaciones ambivalentes”, en las que las emociones son contradictorias y crean más daño que las relaciones que abiertamente son tóxicas.
¿Cómo evitar comportamientos tóxicos y ser un mejor amigo?
Afortunadamente, la ciencia ofrece algunas estrategias sencillas pero poderosas para evitar estos errores, y aquí te compartimos cinco que pueden ayudarte a ser un mejor amigo:
Sé más predecible: Nadie disfruta sentirse inseguro o estar en constante espera de algo. Y aunque no siempre podamos ser perfectos, ser un amigo más estable emocionalmente puede aliviar la ansiedad de quienes nos rodean.
Si sólo nos mostramos disponibles en los buenos momentos, los demás nunca sabrán a qué atenerse. Si conseguimos ser más constantes en nuestras respuestas emocionales, evitaremos que las personas se queden con la incertidumbre de si podemos apoyarlas o no. Ser un poco más confiables en nuestras reacciones diarias hará toda la diferencia.
Deja de suponer que los demás pueden leer tu mente: Todos vivimos inmersos en nuestro propio mundo y, a menudo, creemos que nuestras emociones son tan obvias que los demás las perciben sin necesidad de decir nada. Esto se llama “ilusión de transparencia” y nos lleva a pensar que si estamos ansiosos o agradecidos, todos lo notarán.
Pero la realidad es que los sentimientos no siempre son tan evidentes como creemos. Por eso, expresar un simple “te agradezco mucho” o “me alegra que estés en mi vida” puede ser mucho más efectivo de lo que pensamos para hacer sentir a los demás realmente valorados.
Valida los sentimientos de los demás (sin necesidad de estar de acuerdo): Cuando un amigo está pasando por un mal momento, lo último que necesita es que minimicen su dolor. A veces, la mejor manera de ayudar es simplemente escuchar y validar lo que siente. Eso no significa que tengamos que estar de acuerdo con su visión de la situación, pero sí ofrecerles espacio para que expresen sus emociones.
Celebra los logros de los demás: No todo en la amistad tiene que ver con apoyar en tiempos difíciles. También es importante estar ahí para disfrutar de los éxitos de los demás. A menudo, nos olvidamos de lo esencial que es celebrar con nuestros amigos cuando logran algo, ya sea grande o pequeño. Un amigo que comparte genuinamente la felicidad de otro crea una relación más fuerte.
Responder con entusiasmo, haciendo preguntas sobre el logro o simplemente mostrando alegría por la otra persona, puede fortalecer la conexión mucho más que si simplemente pasamos por alto su éxito.
No temas pedir perdón: A veces nos dejamos llevar por el orgullo o el miedo a ser vulnerables, pero la verdad es que una disculpa sincera puede hacer milagros. Si hemos herido a alguien, reconocer el error y pedir perdón es el primer paso para sanar. A muchas personas les cuesta pedir disculpas porque piensan que no servirá de nada o que les hará sentirse mal, pero la realidad es que una disculpa genuina puede restaurar una relación más rápido de lo que creemos.
Cuando pides perdón, no sólo reconociendo el daño, sino mostrando arrepentimiento y compromiso para no volver a cometer el mismo error, estás construyendo un puente más sólido entre tú y la otra persona.
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