Estar enamorada o enamorado, puede ser estresante para el cuerpo, y una experta nos explica las razones científicas detrás de este cambio notable en nuestra salud y estado de ánimo.
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Es cierto que no hay nada como estar bajo los efectos del amor: ese breve pero intenso periodo en el que todo parece más fácil, emocionante y menos complicado. El corazón late a mil por hora, y los problemas de la vida cotidiana se disipan gracias a las “mariposas en el estómago”, la atención se centra solo en esa persona especial.
Sin embargo, cuando el enamoramiento se apaga, el cuerpo vuelve a su estado normal. Esta calma a menudo se confunde con aburrimiento o falta de pasión en la relación. ¿Te suena familiar? Pero, ¿Y si entendemos que ese estado de calma interior es realmente saludable y que, por el contrario, la agitación de estar enamorado de nuevo NO es bueno para tu cuerpo e incluso podría enfermarte a largo plazo?
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¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando te enamoras?
“Las reacciones psicológicas y físicas de las personas enamoradas son muy similares a una respuesta de estrés, especialmente a nivel físico. A veces es difícil distinguir entre estar enamorado y el estrés”, dice la doctora Beate Ditzen, experta en psicobiología del apego.
Ella explica que, incluso en el cerebro, es complicado deducir lo que siente una persona solo por la activación de ciertas áreas. Por eso, dependemos de que nos digan lo que sienten, y eso puede afectarnos de diversas maneras. Con el amor, el cuerpo no distingue entre estrés positivo y negativo; aunque el estrés puede ser percibido de diferentes maneras, físicamente los procesos son muy similares. La profesora Ditzen explica que, en el caso del estrés amoroso, es comparable al estrés laboral.
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El cuerpo reacciona al enamoramiento de manera similar a cómo lo hace con el estrés laboral. Por lo tanto, el enamoramiento solo mantiene su imagen positiva si se habla de él y se procesa; de lo contrario, no hay diferencia para el cuerpo en comparación con una reacción negativa al estrés.
Al inicio de una relación romántica, ocurren reacciones químicas fascinantes en el sistema nervioso y en las hormonas. Esto se manifiesta en síntomas comunes al estrés negativo: “Las personas tienden a comer y dormir menos y se sienten más nerviosas”, dice la experta. También se nota en el flujo sanguíneo, que aumenta la circulación a las extremidades, lo que es importante para oxigenar los tejidos. “Por lo general, se pierde peso y hay una fuerte activación emocional”, añade.
Además, durante la fase de “luna de miel”, el cuerpo parece necesitar menos sueño. Las noches se llenan de conversaciones o mensajes de WhatsApp hasta tarde, lo que hace que el sueño quede en segundo plano. A la mañana siguiente, a menudo te sientes despierta y llena de energía, pero esto sucede porque el cuerpo está en modo estrés, listo para interactuar con esa persona especial, lo que a largo plazo puede tener sus consecuencias en la falta de sueño.
Estar constantemente enamorado te puede enfermar
La mayoría de las personas recuerda con cariño la fase del enamoramiento. Todos la hemos sentido y muchos desearían que esa sensación durara para siempre. Sin embargo, este estado no sería saludable a largo plazo, al igual que el estrés constante en la vida cotidiana.
El deseo de amor recíproco también está presente, pero esto puede ser estresante para el cuerpo. Es natural que tu cerebro busque que ese amor sea correspondido, ya que esto favorece la fase de calma: “Esto estimula el vínculo, pero también puede generar estrés”, señala la experta.
¿Cuánto tiempo dura este estrés por enamoramiento?
La duración de esta tensión varía de persona a persona, depende de factores como cómo ocurrió el enamoramiento, con qué frecuencia se ven y cómo se comunican. “Normalmente, los enamorados sienten que la reactividad emocional es más fuerte cuando la otra persona está cerca”, comenta Ditzen.
Aunque no se puede cuantificar exactamente, la mayoría habla de semanas o meses, pero este proceso no dura años. El cerebro no podría soportar ese ritmo, y, al igual que con el estrés laboral, también puede producirse un burnout por estrés amoroso.
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